Por qué no me gusta Dragon Ball GT

Dragon Ball GT es la entrega más defenestrada de una franquicia que por otro lado cuenta con millones de seguidores alrededor de todo el mundo y va camino de seguir aumentándolos a un ritmo nada desdeñable, no por nada apodada como el… eh… Mortadelo de Japón. En este caso la razón del odio parece fácilmente atribuible a la ausencia del autor original aunque, en mi opinión, el quedarse con eso no permitiría más que rasgar la superficie. La falta de Akira Toriyama es la gripe, y como la gripe viene acompañada de una ristra de síntomas que el enfermo sufre. La lástima es que para borrar este anime de tu mente no baste con guardar cama.

Echemos un vistazo. Uno en sentido figurado, porque llevo por lo menos siete u ocho años sin verla. Lo sé, lo sé… me gusta el cada vez más difícil.

1º síntoma: Un chicle que ya no podía estirarse más.

El primer y más evidente error de la entrega de los monitos es que es la continuación de algo incontinuable.

Cuando Goku superó a los humanos más fuertes del mundo, se recurrió a los demonios. Cuando los demonios se quedaron cortos, el escenario tomó dimensiones interplanetarias. Cuando ningún alien pudo toser a nuestros saiyanos favoritos, de debajo de la roca terrestre más cercana salió un genio científico capaz de crear androides superiores al recientemente derrocado emperador del universo. Y para la última saga la cosa ya tomó el único rumbo posible. El monstruo Buu era tan poderoso porque lo hizo un mago. Literalmente.

A mí me encargan la tarea de retomar una saga de semejante recorrido y me paso tres días en el baño mientras lloro como una adolescente con mal de amores. O, en el mejor de los casos, me encierro en el armario de las escobas confiando en que de algún modo todo se solucione. Es una auténtica putada, y siento verdadera pena por los guionistas asignados al invento ya que no tenían culpa de nada. Demasiado bien les salió dadas las circunstancias.

¿Qué nuevo enemigo podría salirse de esa burrada de escala de poderes? ¿Una Bulma malvada? ¿Otokogaijin-san, el infame invasor venido de otra… “dimensión”?

así de grande

“Robaré trabajos, seduciré a vuestras mujeres, crearé molestias en el vecindario… ¡¡Y no hay nada que podáis hacer para impedírmelo, jaaaaajajajajajaja!!”

Por no hablar de los mismos protagonistas. Goku ha llegado ya a un punto en el que es incapaz de mantener su “transformación definitiva” más tiempo del que tarda uno en freír un huevo, a Gohan le han desbloqueado su potencial dos veces, hay que recurrir a cosas como las fusiones…

En serio, ¿CÓMO demonios sigues con ese ritmo de crecimiento? Si algo nos ha enseñado el capitalismo es que eso de comprar una casa pidiendo un préstamo a interés variable confiando en el euribor quizá no era tan buena idea todo es cíclico, y que cualquier cosa que sube termina alcanzando un cupo máximo a partir del que tiene que bajar.

El equipo creativo de Toei Animation, guiado por un productor increíblemente versado en los entresijos de la economía de mercado (como demuestra el simple hecho de que exista un GT del que quejarse) supo actuar a tiempo con ese intento inicial de vuelta a los orígenes. Huir de los esquemas vistos en Z parece la solución apropiada sobre el papel, pero es como arreglar la pata coja de una silla usando la madera del respaldo.

Sólo mueve el problema de sitio.

2º síntoma: La crisis de los 40 vista por la animación japonesa.

Está muy bien intentar recuperar el espíritu de hace diez años, pero tampoco se puede tirar a la basura un estatus quo al que se había llegado a través de un proceso tan gradual.

Esos primeros guiones me hacen evocar un tipo imaginario. Acaba de cumplir los cuarenta, empieza a peinar las primeras canas, recuerda su juventud como un tesoro perdido ya irrecuperable… Así que trata de demostrarse a sí mismo que aún puede hacer esas cosas que hacía antes, volviendo a salir por ahí de juerga o rompiendo con cada una de las responsabilidades de su vida madura.

A pesar de que, le guste o no, ya nunca volverá a tener veinte años. Y esas mechas color turquesa le quedan absolutamente ridículas a un hombre de sus entradas. No encajan.

Como tampoco me encaja que Goku se comporte aún peor que antes de conocer a Bulma por mucha regresión física que sufra. No entiendo por qué no le resulta familiar cierta situación sospechosamente parecida a su primer encuentro con Ulom. Ni me cuadra que los protagonistas no resuelvan en un parpadeo la mitad de las aventuras primerizas usando la fuerza sobrehumana que los caracteriza, sino que opten por dar rodeos absurdos. Ni que la otra mitad muestre tantísima gente del espacio capaz de plantar cara a unos saiyanos ya mucho más fuertes que Freezer. Recordemos, el antaño emperador del universo.

No, señores, no estamos 1986. La intención fue buena, pero pasaron demasiadas cosas desde entonces para pegar semejante giro de 180º sin una justificación sólida. No me lo creo.

3º Síntoma: Que no, que era de prueba.

¿No se lo cree? ¡Aquí no ha pasado nada!” Nuestro sabio equipo de guionistas, al ver cómo las audiencias se desplomaban patéticamente darse cuenta del error conceptual, pusieron sus privilegiadas mentes a trabajar y encontraron la solución perfecta a tan insignificante contratiempo.

– ¿Qué me traen esta vez? Espero que se trate de algo mejor que un reciclaje rancio de las primeras aventuras de Goku, Yamsha y Bulma.

– ¡Por supuesto, señor! Aquello ya está más que superado.

– ¿Sí? Se han ganado ustedes mi atención, ¿qué tienen en mente?

– Un reciclaje rancio de las primeras aventuras de Goku, Piccolo y Vegeta.

– …”

El detalle más divertido de semejante cambio a destrangis es que Goku se vuelve bipolar. Repelente en su forma de niño y tipo seriote en la de adulto.

Por lo demás, ya que todo lo expuesto en el primer punto puede aplicarse aquí, no voy a ser redundante. ¿Forma de solventar que el planeta no pete de un estornudo? “No peta. Porque no. Porque lo digo yo.” En ningún momento ves las consecuencias de tener personajes más fuertes que en Z, te lo tienen que decir por boca de los secundarios y tú que confiar en ello.

Hablando de personajes…

4º Síntoma: ¿E-Eres tú de verdad? ¿¡Qué te han hecho!?

Yo distingo entre tres tipos:

Primero los originales, con Pan (al final de Z es tan pequeña que la considero básicamente un personaje nuevo) y Giru a la cabeza. Ese robot enclenque es el maldito Jar Jar Binks japonés.

Después van aquellos sin cambio brusco aparente, que sufren lo que yo llamo el síndrome del mal fanfic. Para entendernos, estos “Bulmas” “Vegetas” o “Piccolos” serían a sus homólogos del manga lo que la famosa imitación de José Mota es a Robert De Niro.

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Pues yo a este Goku le noto algo raro…

Y finalmente están los que sufrieron alteraciones “a sabiendas”. El ejemplo más famoso es Trunks, del que admito que la típica comparación con el del futuro no tiene mucho sentido.

Es verdad que al haberse criado el nuestro en un ambiente de opulencia suena coherente que se volviera un pijito blando. Nada que objetar por ese lado, la caracterización no es el problema. El problema es que es un pijito blando. Y los pijitos me caen mal porque yo no tengo donde caerme muerto.

Creo que cualquier otro tipo de personalidad podría haber sido igualmente coherente sin resultar ni la mitad de irritante. La única razón lógica por la que podría llegar a entender una decisión así es que quisieran que ocupara el rol del viejo Yamcha, en cuyo caso… ¿por qué Trunks y no Goten?

Hasta comparten el “gusto” por las chicas. E incluso se podrían haber creado situaciones muy parecidas a las de la imitada primera búsqueda de las bolas de dragón tan sólo jugando la carta de su novia. “¡No debo mirar, estoy comprometido, sáquenme de aquí antes de que fijarme en las protuberancias de esta linda señorita suponga una traición a Pares!” También es joven y el carácter tan inmaduro le pega mucho más a él que a un Goku que ya había superado esa etapa de su vida.

Con Son Gohan me pasa un poco lo mismo. Ese descenso tan bestia de fuerza es medianamente creíble debido a su retirada de las artes marciales, vale. Pero lo que se hizo me parece la peor opción posible si iban a darle peleas.

¿Qué tal mostrarlo entrenando en secreto, inseguro de sus capacidades ahora que tiene una familia de la que cuidar? Se fustigaría manteniendo un estilo de vida que no le gusta para poder proteger a los suyos si llegara el momento, una motivación a la que se puede sacar mucho juego en un shonen. Hubiera sido tópico, pero al menos resultaría más interesante que tenerlo como el enésimo saco de boxeo para el primer malo que lo pille por banda.

5º Síntoma: Si no te llamas Goku, recibe una paliza y piérdete.

Dragon Ball no era una serie coral, pero el autor al menos se esforzaba en que todos tuvieran su momento antes o después. Ten Shin Han contra Yamcha, la muerte de Chaoz, Satán entablando amistad Buu, Piccolo contra el androide número 17, las correrías de Vegeta en Namek… incluso se llevó al extremo en el combate de Gohan contra Cell.

Descorazona ver cómo nada de eso se conserva en GT. Las grandes escenas para lucimiento de los secundarios de repente se sustituyen por humanos achacosos, un Trunks travestido, un Goku que se deja secuestrar y un Vegeta con bigote de Aznar. Hay como una especie de morbo por ridiculizar personajes consagrados o simplemente no utilizarlos.

Ya dejando aparte a Gohan… ¿Por qué Uub no hace casi nada, si tiene fuerza de sobra y pretendía suceder a Kakarotto? ¿Por qué Goten y Trunks no se fusionan e intentan ayudar? ¿Por qué no pudo decirme lo de mis mechas color turquesa sin reírse y señalarme con el dedo, amable señorita? ¿Por qué Vegeta sólo es relevante para fusionarlo con Goku?

Pase en la saga del espacio y la de Baby por razones evidentes, pero las otras dos están llenas de ocasiones perdidas. ¡Que salen siete dragones, por Dios santísimo! ¿Tiene que ir siempre el prota a matarlos de uno en uno? ¿Y luego aparecer todos los demás para recibir una paliza del monstrenco final? Que los guerreros más débiles pelearan contra los dragones más débiles como se viene haciendo en el género de toda la vida.

6º Síntoma: Había una vez un patito que nadaba/ en un desierto/y se murió.

El resultado global me recuerda a esos juegos de los foros donde se prueba a escribir una historia entre todos. Tienes capítulos que podían haber estado bien con otros personajes, altos poco altos, bajos muy bajos… y todo el set de incoherencias que habitualmente se crea cuando ahí cada uno va a su puta bola.

Algunas sólo te sacan del capítulo. Las más gordas, relacionadas con los niveles de poder (los personajes son más o menos fuertes según el guionista de turno) serían situaciones tan absurdas como que Pan sobreviva a un golpe directo del supuesto ser más poderoso del universo, que Gohan no tenga su estado místico, que Trunks necesite transformarse para levantar un cascote, que Goku haga lo propio con un edificio, que fulanito gane a menganito cuando menganito tendría que haber acabado con él de un soplido…

A estas alturas creo que queda claro que si en un shonen de peleas no mantienes una mínima lógica sobre las mismas, mandas la emoción a tomar por saco y con ella el interés que eres capaz de generar. Yo por lo menos no puedo tomarme en serio una obra donde todo pasa porque sí, porque hacía falta debido a razones de guion. Es como si me estuvieran llamando tonto a la cara.

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7º Síntoma: Una entrega que no transmite nada.

¿Por qué tenemos esa obsesión con volver a ver material nuevo de las series favoritas de nuestra infancia? Uno quiere que duraran para siempre, cada nuevo día sentarse frente a la pantalla para disfrutar de ellas como niños con un juguete nuevo. Hasta que se acaba dando cuenta de que la serie en sí nunca fue lo importante. Lo son las vivencias asociadas a ella. El bocata de nocilla o tirar kame hame has a los amigos en el recreo del colegio. No se busca una serie eterna sino una niñez eterna, y eso es igual de imposible.

Dragon Ball GT es la entrega menos querida porque fue incapaz de conectar con nosotros de la misma forma en que su antecesora lo hizo, algo que va más allá de todo cuanto pueda cubrir en mi análisis gafapastífico.

Yo siempre recordaré lo que me reí con las peripecias de Goku y Krilin entrenando con Mutenroshi. O la rabia e impacto que me causó el asesinato del mismo calvito a manos del esbirro de Piccolo, cuando la muerte de un personaje todavía significaba algo. Incluso el sacrificio de junior por Gohan que lo revelaba como un buen tipo.

Hace menos tiempo desde la última vez que vi geté y no puedo recordar una sola escena o diálogo concreto. Sí, es evidente que sé lo que ocurría porque la estoy reseñando, pero todo son generalidades acompañadas de algún que otro flash. Un Metal Rild por allí, un Gogeta haciendo el payaso por allá… ningún momento. Y eso es lo que pasa cuando un producto no tiene alma. Cuando continúas estirando y estirando una obra a la que no se le puede sacar más jugo. Cuando hasta el mismísimo autor está tan harto de ella que abandona el barco.

Ya va siendo hora de aceptar que a todo le llega su final. Madurar lo suficiente para dejar marchar aquello que nos gusta antes de que se convier…

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HOSTIA PUTA, ¿UNA NUEVA DEL GOKU? ¡HYPE, HYPE, HYPE, HYPE!

2 Respuestas a “Por qué no me gusta Dragon Ball GT

  1. Concuerdo en todo, brujito. Y no, tu apodo de brujo no es por lo del lobo ni demás xD. Ya cuando termine el juego podré narrar tu historia brujeril (y de cómo comenzó esta linda amistad)

    Mañana retomo mi blog ^^.

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